Descripción
Reconozco que al principio cuando Panza de burro solo había crecido unos capitulitos, pensé que sería una novela sencilla y hermosa que abriría un hachazo en esa tela de invernadero que parecía ocultar un imaginario y un mundo que debían de ser mostrados. Más adelante, la grandeza del libro, la inteligencia y el salvajismo de Andrea, su puso poético y su falta total de miedo hicieron trizas la rafia, y quedó a la vista una plantación intrincada, dolorosa, inmensa, nada sencilla. Hice la primera edición en un salón de Lisboa, y creo que fue allí cuando me di cuenta de que el libro era mucho más grande de lo que me imaginé. También, y esto es importante, sentí envidia. Una envidia por la imposibilidad de escribir yo algo así. Sabina Urraca.
Reseñas
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